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El autor del atentado en Estambul es un hombre de 28 años de Kirguizistán
La caza de los autores de la masacre de Nochevieja en el club Reina de Estambul continúa. Hoy se ha conocido la identidad del supuesto autor del ataque, se trata de un hombre de 28 de Kirguizistán y cuyo nombre es Lakhe Mashrapov, según ha informado la cadena de televisión pública de Turquía (TRT) y difundió Efe. Mashrapov se habría luchado para el IS en Siria. Además, dos extranjeros sospechosos de tener vínculos con los atentados de Estambul ha sido detenidos en el aeropuerto de Atatürk, según ha informado France Presse. Las dos personas, cuya nacionalidad no fue precisada, fueron detenidos a la entrada de la terminal de salidas internacionales y trasladadas al cuartel general de la seguridad en Estambul, señaló la agencia de noticias Dogan.
Por el momento, las autoridades turcas han puesto bajo custodia policial a la familia del presunto autor del atentado terrorista de Estambul. «La policía sabe la identidad del atacante (aunque no la ha revelado a pesar de publicar su foto) y su familia está bajo custodia policial», según ha indicado el diario Hürriyet.
Según el rotativo, las investigaciones apuntan a que el terrorista llegó desde Siria a Turquía, estableciéndose en noviembre de 2016 en la ciudad de Konya, en el centro del país, acompañado de su mujer y dos hijos
La agencia semioficial Anadolu informó de la detención de 12 personas en relación con la masacre de la suntuosa discoteca estambulita, al menos 25 de cuyas víctimas mortales eran extranjeros. El medio añadió que entre los aprehendidos no está el atacante. El viceprimer ministro Numan Kurtulmus declaró ayer que se habían obtenido las huellas dactilares y una descripción del autor, por lo que estaban próximos a su identificación. Sobre las motivaciones de los yihadistas, reconoció que se pudo tratar de una respuesta por la intervención militar turca en Siria contra el Estado Islámico, que se está desarrollando en el norte del país vecino.
El ataque fue reivindicado ayer por el autodenominado Estado Islámico (IS), las fuerzas de seguridad intensificaron la búsqueda del hombre armado que había logrado escapar. En paralelo, ante la caótica actividad en Internet en relación con la matanza, el Gobierno turco lanzó duras advertencias contra quienes usaran las redes sociales para «servir al terrorismo».
Ignorando que la inmensa mayoría de muertos eran de países de mayoría musulmana, la agencia Amaq, un medio propagandístico próximo a la organización apocalíptica, emitió ayer un comunicado alabando al «heroico soldado del califato que atacó la discoteca más famosa donde los cristianos estaban celebrando su fiesta pagana«. El texto aseguró que el ataque se realizó bajo las órdenes del líder del IS, Abu Bakr Bagdadi, que a principios de noviembre había llamado a atacar en suelo turco.
Este gesto del IS evidencia un cambio de actitud de la organización armada que, entre su aparición en Siria e Irak en 2013 y 2015 pudo, según múltiples testimonios, operar con relativa facilidad en Turquía. La actividad policial turca contra los yihadistas se ha incrementado al mismo ritmo que sus atentados. De hecho, según el periódico turco Hürriyet, la Inteligencia turca manejaba una amenaza de atentado para Nochevieja y había detenido, en los tres días previos, a 63 sospechosos en todo el país.
Explotar la polarización social
Kurtulmus abogó por seguir luchando contra los grupos violentos «dondequiera que se escondan en 2017; entraremos en sus madrigueras…». En cuanto al mensaje de Amaq, donde acusaba a Turquía de ser «sirviente de los cruzados», el político alertó sobre la estrategia yihadista de explotar la alta polarización social que sufre Turquía. Síntoma de la misma fueron los múltiples mensajes en redes sociales arrojados por islamistas turcos desde Año Nuevo jaleando a los autores de la masacre.
«Que no sea olvidado que las críticas basadas en valores y estilos de vida sirven a la polarización y sirven al terrorismo. En días en que necesitamos unidad y cohesión estos discursos, capaces de justificar actos terroristas, son trampas peligrosas», remarcó el político islamista. Kurtulmus avanzó que 347 cuentas en redes sociales han sido sometidas a una investigación y que se han adoptado medidas legales contra 92 personas por «remover las semillas de la enemistad en el público».
Las amenazas del Gobierno contra las «provocaciones» fueron en ambas direcciones. Ergin Çevik, una joven identificada como militante de la organización izquierdista opositora Halk Evleri (Casas del Pueblo) fue detenida ayer después de que se publicara en Internet un vídeo en el que aparecía defendiendo el secularismo en un discurso. «¿Por qué le molesta el Ministerio del Interior que los jóvenes hagan propaganda anti IS?», criticó el diputado del partido opositor CHP Barin Yarkadas.
Una obsesión del Ejecutivo turco es controlar la información. Después de todo suceso traumático ordena censurar los medios. Eso da pábulo a teorías conspirativas nacidas a la lumbre de acusaciones anti occidentales como la que la semana pasada llevó al presidente Erdogan a asegurar que tenía «pruebas confirmadas» del apoyo de EEUU al IS.
Tras la masacre de Besiktas del 11 de diciembre pasado, reivindicada por militantes kurdos, se extendió el rumor de que el Reino Unido sabía de antemano del ataque porque la cadena BBC informó de él al poco de ocurrir. Ayer fue una conocida periodista turca residente en EEUU, Amberin Zaman, la señalada por las redes como «planificadora» del atentado del Reina.
Este mensaje cundió de tal manera que la Embajada estadounidense tuvo que desmentir ayer el rumor de que había advertido específicamente a los propietarios del Reina de que ocurriría la matanza. «Los medios progubernamentales están altamente saturados de teorías conspirativas. Bajo su discurso dominante, el Ejecutivo que lidera Erdogan está en medio de una guerra de liberación. Los grandes poderes mundiales no quieren que Turquía se convierta en uno de ellos», explica el sociólogo Erkan Saka. «Según los retos para las autoridades turcas se agravan, la lógica de los argumentos conspiranoicos alcanzan nuevos niveles de absurda paranoia, perdiendo contacto con la realidad, con lo que se pretende evadir cualquier responsabilidad de la autoridad al cargo».
Fuente: El mundo