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Los mil y un motivos para querer más ancho de banda

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martes, 09 mayo 2017 - 10:52 am

IMAGE: ktsdesign - 123RF

Marcos Sierra, de Voz Pópuli, me envió un correo para hacerme unas preguntas sobre la relación entre las descargas irregulares y la demanda de ancho de banda, con la idea subyacente de que las operadoras se beneficiaban de esa actividad convirtiéndola en un generador de interés para que sus clientes solicitasen conexiones más rápidas. Hoy ha incluido mis comentarios en su artículo titulado “La piratería, ese amigo con el que los operadores tienen una deuda” (pdf).

En mis comentarios quise resaltar hasta qué punto la industria de los contenidos sigue creyendo tener un papel absolutamente central en la evolución de internet, como si todo lo que internet es hoy lo fuese gracias a su producto. El razonamiento que Marcos me planteaba me recordaba demasiado aquella frase de una desgraciada ex-ministra de cultura española que decía algo así como “¿Para qué necesitamos todos una línea de ADSL de no sé cuantos gigas? ¿Para mandar e-mails?”, y como tal, me hizo reaccionar rápidamente.

La demanda de contenidos es, sin duda, una de las razones para la expansión de la red, pero ni mucho menos la única, y seguramente, ni siquiera la principal. El uso de la red recoge hábitos de todo tipo: desde la comunicación entre personas (que fue en principio la motivación principal para su desarrollo), hasta el acceso a herramientas de todo tipo, a juegos de todas las clases, o al trabajo desde casa. Para algunas abuelas, la principal propuesta de valor de una conexión de banda ancha es ver mejor a sus nietos que viven lejos a través de Skype, de Facetime o de herramientas similares. Y en una web caracterizada cada vez más por conexiones desde objetos de todo tipo, sensores y aparatos, pensar que “internet es eso que usamos para bajar contenidos” es cada día más anacrónico, más ridículo y más representativo de la mentalidad arcaica, de la tragedia del hombre desactualizado. Y lo dice un profesor cuya principal motivación para contratar una conexión de 300MB simétricos con su operadora fue ni más ni menos que las presentaciones que necesita subir al campus digital que utiliza para sus clases.

Los contenidos son lo que son: una parte de la demanda. Si alguien piensa que representan toda la demanda, se equivoca hoy, se equivocó ayer y se equivocará siempre. Las personas hacen mucho más en la red que consumir contenidos, y a medida que se desarrollan servicios diferentes en la red, la demanda tiende a diversificarse todavía más. En cuanto a si esos contenidos se descargan de manera irregular o desde servicios oficialmente aprobados por la industria, eso depende, simplemente, de la disponibilidad: si existe una oferta exhaustiva a un precio razonable, el uso de canales irregulares disminuye. No hay más. No existe “maldad intrínseca”, no hay “peculiaridades locales”, y aquello de “el país de la picaresca” no era más que un mito. Ofrece servicios adecuados a un precio razonable, y las descargas irregulares se reducen, así de sencillo. No desaparecen, porque siempre habrá una demanda residual, pero incluso esa demanda residual puede ser convertida en un reconocimiento y en una fantástica fuente de negocio, como muy bien saben algunos.

¿Vieron en su momento las operadoras el acceso irregular a contenidos como una oportunidad? Posiblemente, como pudieron verlo en cualquier otro elemento de la demanda. Hoy ocurre precisamente lo contrario: el interés por acceder a Netflix o HBO con una calidad razonable se convierte en un elemento más a la hora de tomar la decisión de contratar más ancho de banda. ¿Significa eso que las operadoras deben estar de alguna manera “agradecidas”, o peor, que deben “indemnizar” a la industria de los contenidos? En modo alguno. Los problemas de la industria de los contenidos se los generó ella misma, solita, por su cuenta, con su supina ignorancia y estupidez, y las únicas responsabilidades corresponden a ella misma.

A continuación, la respuesta completa que envié a Marcos:

“Plantear que un usuario contrata un ancho de banda mayor únicamente con el fin de descargar contenidos me parece, a estas alturas, completamente absurdo: los titulares de derechos de autor deberían dejar de creerse el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro, porque hay mucho más en internet que ellos. Que sigan pensando que todo en internet ocurre en relación con los contenidos es la patética demostración de que siguen sin entender internet.

Las descargas irregulares no van a desaparecer nunca. Resultan completamente imposibles de evitar y de perseguir: mientras exista demanda, la tecnología siempre irá por delante y siempre hará posible que se pueda obtener un contenido de forma irregular. La única manera de luchar contra ellas es incrementando la oferta regular y haciéndola tan atractiva y conveniente que elimine todo incentivo a la descarga irregular, hasta que la demanda se reduzca a algo marginal. Nada ha hecho tanto por reducir las descargas irregulares como los Spotify, YouTube o Apple Music en música, y los Netflix, HBO o Movistar+ en audiovisual. Perseguir al usuario no sirve de nada, es una forma de tirar el dinero y de consumir recursos inútilmente.” 

 

 

This post is also available in English in my Medium page, “The thousand and one reasons for wanting more bandwidth”

 

FUENTE: Enrique Dans

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